Talento Sénior

Precariedad laboral ¿también la sufren las personas mayores de 45 años?

05/06/2019

L.F.

La precariedad laboral afecta a las personas mayores de 45 años.

En España hay 1.302.400 personas paradas que pertenecen a este colectivo y, gran parte de los que consiguen un empleo, lo hacen en actividades que forman parte de la categoría que se conoce coloquialmente como “trabajos basura”.

Según datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), el talento sénior está en riesgo  de exclusión laboral. Debemos hacer algo como empresa empleadora, administración y sociedad para frenar esta situación.

¿Qué se entiende por precariedad laboral?

El trabajo precario es la situación que viven las personas trabajadoras que sufren procesos que producen inseguridad, incertidumbre y falta de garantías en las condiciones de su empleo, así lo define Wikipedia.

Alejandra de la Fuente creadora de Mierda Jobs, abrió una cuenta de Twitter donde recopila aquellos trabajos precarios que se publican en la red. Para ella, la precariedad laboral significa “ser un esclavo del trabajo y que no puedas permitirte hacer algo que te haga feliz por el hecho de no tener dinero”.

Desde la Fundación percibimos que las formas precarias de empleo están en consonancia con las situaciones de vulnerabilidad y exclusión social a las que debe hacer frente el talento sénior.

Imagina que eres mayor de 45 años y estás en búsqueda activa de empleo, tienes estudios secundarios o universitarios y ante la necesidad imperante de ingresar dinero en casa te encuentras con anuncios como este:

“Se necesita personal administrativo para desempeñar funciones en hostal, a cambio se ofrece habitación gratis”.

O tal vez te topas con otra oferta de empleo en la que se solicita “repartidor/a a domicilio, indispensable tener coche propio y hablar inglés, 30 horas semanales a 500 euros al mes”.

Estas son ofertas reales a las que se enfrentan millones de españoles. La precariedad laboral es un grave problema social que afecta también a las personas mayores de 45 años. Estas situaciones en la búsqueda de empleo no deberían existir, no importa del colectivo que hablemos, sea talento joven o sénior, hay que erradicarlas.

Apostamos y defendemos trabajos dignos, donde la jornada laboral y el salario sean adecuados a la tarea a desempeñar.

4 factores que determinan que un trabajo sea considerado precario:

1) La media jornada contribuye al trabajo precario.

No hablamos de reducciones de jornadas, nos referimos a los contratos a tiempo parcial por los que se obtiene una menor remuneración en comparación con un contrato a tiempo completo. Y en la mayoría de los casos, al no tener un salario digno que cubra las necesidades básicas, las personas se ven obligadas a pluriemplearse.

2) Un exceso de horas en el trabajo.

Cuando se sobrepasan las horas establecidas por contrato se produce un abuso hacia la trabajadora o trabajador. En ocasiones, las empresas proponen ofertas desmedidas para ampliar esa jornada de forma ilegal, imponiéndoles horas que no están contempladas en el contrato.

En la mayoría de los casos no son remuneradas, lo que supone que se trabaje durante jornadas superiores a lo legal a cambio de un sueldo muy bajo.

El registro del horario laboral se ha impuesto para terminar con estas y otras cuestiones que puedes leer aquí.

Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el que nos centramos en la fundación es el Objetivo 8 “Trabajo decente y crecimiento económico”. Nos preocupa no solo la creación de empleo para las personas mayores de 45 años, sino que estos sean justos y seguros. Donde no se ponga en riesgo la salud de la trabajadora o trabajador por exponerse a largas y duras jornadas laborales y donde se reciba a cambio un salario acorde a sus habilidades, conocimientos y experiencia.

Según la Organización de las Naciones Unidas “2 mil millones de trabajadores tuvieron empleos informales en 2016, es decir un 61% de la fuerza laboral en el mundo”.

3) La retribución salarial por debajo de lo legal lleva a situaciones de precariedad.

El sueldo que la trabajadora o trabajador perciba por el trabajo realizado debe ser conforme a las tareas que realice y la cantidad de horas en las que desempeña su función. Si es menor, resulta insuficiente para cubrir las necesidades básicas y vitales para mantenerse.
Naciones Unidas aporta datos alarmantes: “unos 700 millones de trabajadores en 2018 vivieron en extrema pobreza o moderada”. Cifras que hablan por sí solas en cuanto al frágil estado laboral que estamos viviendo como sociedad globalizada.

4) No dar de alta a una empleada o empleado en la Seguridad Social conduce a la precariedad laboral.

Las empresas que no dan de alta a sus  empleadas y empleados en la Seguridad Social, les privan de las prestaciones y de los derechos.

Según Karl Marx “el trabajo dignifica al hombre”. Gracias a tener un empleo las personas nos sentimos integradas en la sociedad y podemos proyectar una imagen positiva de nosotros mismos.

¿Has estado en paro durante meses y meses alguna vez? ¿Has trabajado en un empleo que roza la esclavitud? Solo quien ha pasado por ello sabe lo que conlleva este tipo de situaciones.

Un gran número de estudios demuestra que la ausencia de empleo provoca efectos destructivos en la persona y también afecta a toda la sociedad.

Desde nuestra Fundación también estamos comprometidos con el Objetivo 10: “Reducción de las desigualdades”. Queremos que el talento sénior tenga un trabajo decente, igualitario y legal. Donde se tengan en cuenta sus capacidades sin que entre en juego la discriminación por la edad.

Por ejemplo, las empleadas domésticas y cuidadoras de mayores, la mayoría no cotizan, por lo tanto, no tendrán opción a una pensión en el futuro. Además, se crea un estado de desprotección que, en el caso de las mujeres, facilita los abusos y el acoso.

El artículo 35 de la Constitución Española manifiesta “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.

Las personas que experimentan precariedad laboral sufren una elevada sensación de inseguridad, aislamiento y su carácter se torna negativo. Sin contar aquellos que caen en depresión o sufren ansiedad.

“No es el oficio el que dignifica al hombre, sino el hombre el que dignifica el oficio”. Jorge Ángel Livraga

6 beneficios de tener un trabajo digno:

  1. Permite ganar un sueldo justo. Es decir, la trabajadora o trabajador percibe una retribución económica por el valor que aporta al puesto durante las horas establecidas en su contrato.
  2. Gracias a un trabajo decente la sociedad se beneficia. Trabajar con un contrato y pagar impuestos hace que todos nos beneficiemos como conjunto social.
  3. Permite el desarrollo de la empleada o el empleado a nivel personal y profesional. Este crecimiento aumenta sus conocimientos, mejora sus habilidades y hace que se sienta preparado para aportar criterios que favorecen un mejor desenvolvimiento de las funciones que realiza.
  4. Concede igualdad de oportunidades y trato dado que no existen diferencias entre sexo, razas, religiones, culturas, etc.
  5. Facilita el desarrollo familiar. Permite que la persona trabajadora y su familia vivan en condiciones decentes y puedan comprar productos de primera necesidad o acceder a una mejor calidad de vida.
  6. Garantiza una seguridad laboral. Se trabaja bajo medidas que reducen las posibilidades de lesión o daño de los empleados en el puesto de trabajo.


Socialmente el trabajo está considerado como un factor que refleja cuánto vale una persona o qué capacidad posee. Las personas mayores de 45 años con las dificultades que tienen para encontrarlo se derrumban psicológicamente y se sumergen en un pozo que mina su autoestima. Su talento y su experiencia de años pasan al recuerdo.
Crecimos en una sociedad en la que se nos transmitía que a mayor jerarquía o sueldo mayor autoestima. Lo que no nos enseñaron es que tener amor propio es aceptarnos por quienes somos. Nuestra valía no se mide por nuestra ocupación o profesión. De ahí que una vez más se demuestre que también es necesario un cambio cultural y de mentalidad.

El empleo es algo más que fichar, pasar ocho horas en el mismo sitio, tomar café con las compañeras y los compañeros o realizar una tarea de forma rutinaria. Un trabajo te ofrece la oportunidad de progreso y desarrollo, te proporciona satisfacción personal, te mantiene ocupado y te permite desarrollar competencias propias.

7 medidas para que la máxima de que el trabajo engrandece al ser humano se cumpla y qué hacer desde Recursos Humanos:

  1. Ajustar las capacidades de la empleada o empleado con su desempeño diario.
  2. Procurar que los valores de la trabajadora o trabajador encajen con la filosofía de la empresa.
  3. Motivar: conseguir que la retribución económica sea acorde a las tareas y responsabilidades de las trabajadoras y los trabajadores.
  4. Evitar el Edadismo en los procesos de selección a fin de erradicar la discriminación por edad, fomentando que se contrate por capacidades y habilidades.
  5. Generar un plan de desarrollo profesional y personal para todas las empleadas y los empleados.
  6. Crear un buen clima de trabajo.
  7. Evitar los contratos basura que acarrean precariedad laboral.

Las personas mayores de 45 años tienen un gran potencial para seguir ofreciendo su valor al mercado laboral, ayúdanos a evitar su discriminación y a favorecer su inserción en puestos de trabajo dignos. ¿Te sumas?

 

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